viernes, 26 de febrero de 2010

El puestero de la aguada


Estaba Zenón Regules,
propietario de la estancia;
conversando con don Pedro,
el puestero de la aguada.

Uno diba bien montao:
monturas, botas altas,
espuelas cortas de plata
muy bien labradas.

El otro: recao campero,
de bombachas, alpargatas;
un montón de sacrificios
se le notaba en la cara,
y un aspecto buenón
muy atento lo escuchaba.

-"¿Sabe, don Pedro?", decía,
"cuando pasen las heladas,
"vamos a hacer divisiones,
"convertir todo esto en chacra
pa sembrarla con maíz,
trigo, avena, cebada,
traeremos varios tractores,
araos, sembradoras, máquinas...

¿Qué se me queda mirando
con esa expresión tan rara?
¡Dígame si no me entiende!,
explíqueme: qué le pasa...
Yo no veo nada malo
hacer cosecha en vez de vaca.

-"Tal vez pa usted no sea malo
que ésto se convierta en chacra.
Pero yo ya estoy viejón,
mi cabeza ya está blanca...
Me la blanquearon los vientos
trabajando en esta estancia--2.

"Yo vine siendo muchacho
cuando el dueño era su Tata,
y que era un hombre capaz
de hechar el dos si rodara,
o pialar en un rodeo
de revés o de payanca,
conocedor de la hacienda,
orgullo de la pionada".

"Y ahura si ud va a cambiar...
permítame que me vaya.
Como digo: 'estoy viejón',
no vua servir pa' las máquinas.
Yo voy a dir a otros campos
ande entuavía haga falta,
Ande haiga un puesto pa'mí,
unos caballos, unas vacas,
y ande de vez en cuando
se hagan yerras y pialadas".

"Ande exista una matera
pa saborear esperanzas
Así que...¡ya sabe Regules,
quédese con la estancia!"

El patrón pegó la vuelta
sin pronunciar más palabra,
mientras en la cara del viejo
rodaron dos perlas blancas;
demostración de dolor
tener que dejar la estancia...

En eso se oyó unos gritos,
era el patrón que gritaba:
-"Vuelva don Pedro, pa'l puesto,
¡naide a esta tierras las cambia!
ya mesmo voy pa un remate
pa ver si traigo más vacas,
hoy aprendí una lección
que me estaba haciendo falta!"

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