martes, 21 de diciembre de 2010

Sin mirar el pelo

(Fotos: Eduardo Amorim)
Buscándole el lao al viento
y cuerpiando el cimbronazo
de a poquito le doy lazo
a mi criollo sentimiento.
Y así como pienso y siento
con tanto amor a mi suelo,
marchando atrás del siñuelo
por las güeyas nacionales
les cantaré a los baguales
de cualquier estampa y pelo.

Al que llevó colegiales
-hijos de padres modestos-
de estancias, chacras y puestos,
a las escuelas rurales.
Los que llegaban puntuales
desde un lugar apartao,
y más de un chico, apurao,
solía llegar en un manso
de un galope y sin descanso
con otro hermano enancao.

Yo le canto al "reservao"
héroe de tantas hazañas
pa quien no valen las mañas
del jinete más mentao.
Al que salta un alambrao
llevándose a un desertor,
y al flete galopiador
más aguerrido y seguro
que se ensilla en un apuro
pa dir a tráir un dotor.

También le canto al nochero
envejecido en la estancia,
y a la imponente arrogancia
del renombrao parejero.
Al bichoco jagüelero
de medias clinas volcadas,
y en mis décimas rimadas
ya de por sí, muy sencillas,
agiganto a las tropillas
camperamente entabladas.

Canto al flete de valía
que en un aparte se luce
agarrando un toro al cruce
acomodao con maestría.
Y dende la lejanía
traigo un recuerdo prendido
pa el chapinudo y vencido
que aunque suelto y olvidao
en otro tiempo pasao
¡sabrá Dios que pingo ha sido!

Canto a esos pingos de acción
que montó el indio temido
y que de a poco, el olvido,
los tapa en su cerrazón.
Porque caiban en malón
cada uno en su pingo fiel,
y del bravo tiempo aquel
les dejo aquí acollarao
al pangaré de Calfiao
con el gatiao de Catriel.

Canto al flete no igualao
que fue, en tremendos trajines,
compañero de fortines
de nuestro gaucho soldao.
Pa que no quede ignorao
quien de glorias se ha cubierto
rastreo en el campo abierto
y allí, mil razones hallo,
de que a pata de caballo
se fué ganando el desierto.

Para ellos el sol naciente,
la cruz del sur, el lucero,
y el estilo más campero
que mejor cantao se siente.
Para ellos únicamente
las flores de todo el llano,
la bendición del anciano,
el ombú, el tala, el camino,
y el sentimiento argentino
con que estos versos hilvano.

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