viernes, 22 de abril de 2011

El silencio de las tumbas


En una noche clara
de majestuosa luna,
se ve de un cementerio
un ciprés descollar;
y en lápidas lujosas
de abovedadas tumbas,
el nombre está grabado
del que descansa en paz.

La brisa silenciosa
pasando blandamente
esparce de las flores
su aroma y su jazmín,
la silenciosa brisa
las lleva muellemente
entre las negras tumbas
del fúnebre jardín...

De pronto llega un joven
contrito y vacilante;
inclina una rodilla,
murmura una oración
y caen como unas perlas
sobre la blanca losa
las lágrimas que arranca
su tierno corazón.

-¡Oh!, ven, despierta ¿quieres?
¿por qué me abandonaste?
¿por qué no me llevaste
para dormir también?
No ves que solo a solas
con mi dolor profundo,
todo lo de este mundo
desprecio con desdén?

Y luego se oye un tiro,
y allí junto a la tumba
caliente aún el cadáver
del joven se encontró,
después, pasé al otro año
y la inscripción decía:
"Tanto él a ella quería
que en su tumba murió".

1 comentario:

  1. Mi abuelita Ana Gamboa q.d.D.g., nació en 1902 en San José, Costa Rica, y solia cantar esta letra en las tardes mientras se mecía en su sillón. Me emocionó mucho encontrarla aquí y compartirla con mi madre para recordar a mi querida abuelita. Me encantaría saber el autor y si hay una versión musical conocida. Saludos. Gustavo Soto

    ResponderEliminar