miércoles, 8 de junio de 2011

Crease o no


Nuestra gente hace lugar
a numerosas creencias
que ni el tiempo ni las cencias
las pueden desestimar.
Por ejemplo: pa'curar
el reumatismo, es senciyo,
use de cobre un aniyo
o pulsera, si es posible
y es pa'l calambre infalible
un corcho dentro el bolsiyo.

Si el perro en un revolcón
se queda patas pa'arriba,
es una certeza viva
que se vendrá el chaparrón.
En cualesquier ucasión,
si el tero volando grita
anuncia una visita
y el calor ha de apretar
si se la escucha arruyar
temprano a la torcacita.

Tengaló por cosa cierta:
si un visitante molesta,
si irá si se deja puesta
una escoba tras la puerta.
Si durmiendo lo dispierta
de la lechuza el chistido
o el espejo se ha partido,
la disgracia está al caer,
cuidesé, no vaya a ser
qu'estea desprevenido.

Si al escurecer se siente
al chingolito cantando,
tiempo güeno ta'nunciando
pa'la jornada siguiente;
y si escucha de ripente
al gayo en noche cerrada,
comenzará la jornada
con una densa ñeblina,
mire bien ande camina
que no ha de ver cuasi nada.

La yuvia, si está cayendo
con gotones parejitos
y en el piso hace "sapitos",
seguirá nomás yoviendo.
Si una tormenta, viniendo
presagia un triste final,
se evita pronto ese mal
clavando un hacha en el suelo
o si se tiran pa'l cielo
dos o tres puñaos de sal.

Costumbres tradicionales
que son cual legao divino
se arraigan al argentino
como leyes naturales.
En los ámbitos rurales
siempre de moda estarán
y junto al paisano irán
impulsándolo a esperar:
"Hay que crer o riventar",
ansí lo reza el refrán.

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