domingo, 21 de noviembre de 2010

Rumbos



Tropero del tranco lerdo
qu'entre ceja, pucho y copa,
arriás la yel del ricuerdo
a l'aguada de una boca.

El daño que te anochece
cuando tu intención amaga,
en el boliche, amanece,
y en el camino se apaga.

Ladiá el vicio que t'encrespa
junto al labio del porrón;
en la llama d'esa yesca
se te abrasa el corazón.

Mirá tu sombra, y parate,
dalte a tu vida otro trillo,
tomá la última y andate
si adentro te canta un grillo.

No ves qu'entre pena y canto
nueva ilusión se arrocina
y que nada ciega tanto
como la propia ñeblina.

El trago, es mal compañero
p'andar en la escuridá;
con la caña del pulpero
naide pesca la verdá.

Dende una rama de aruera
un chistido de coruja
te desquincha a lo tapera
y al delito te arrempuja.

Pa despintarte a la ingrata
hacé como que tuviste
buchón, el cinto de plata,
saltó la taba, y perdiste.

La que se jué, ya no es tuya,
tal vez, al mirarla oveja,
pensando en vos, se le juya
el mesmo por quien te deja.

Se enrolla y se desenrolla
el ovillo de tu encono
y en lo hondo de tu alma criolla
grita el gaucho: ¡los perdono!

Tropero de sombras malas
abrile el poncho a la brisa
y verás que se hacen alas
la sombra, el poncho y la risa.

En la horqueta de tu cruz
tropero de cerrazones,
gotea un bicho de luz
sobre un nido con pichones!

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