jueves, 17 de marzo de 2011

La apuesta

En la estancia "La Oración"
a eso de la madrugada
estaba la paisanada
mateando junto al fogón
cuando uno de la reunión
dijo: - Yo voy a cantar-
y sin hacerse esperar
pulsó su dulce instrumento
y con voz de sentimiento
esta historia entró a detallar.

"De la hija de un boyero
se enamoraron un día
Juan Cruz, gaucho de valía,
y el hijo de un estanciero,
cuál de ellos dos era el primero
naide sabía de fijo
entonces el anciano dijo:
-Cada cual traiga su pingo
y aquél que gane el domingo
será su dueño, exijo!

Llegó el domingo y la gente
alrededor de la cancha
cayó como avalancha
para ver al de la suerte.
Al rato altivo y sonriente
cayó Juan Cruz bien montao
en un oscuro tapao
y detrás el altanero:
el hijo del estanciero
en un alazán tostao.

Y ahí nomás se prepararon
los dos con fe de ganar
y sin hacerse esperar
a la voz de "Ahura", largaron.
Dos o tres gauchos gritaron
mirando para un costao:
-No hay duda, gana el tostao.
mientras que otro sostenía
que el pingo que más valía
era el oscuro tapao.

Los dos pingos en la brecha
disparaban sin desmayo
si el alazán era un rayo
el oscuro era una flecha.
La muchacha satisfecha
esperaba al gaucho ufano,
ella quería al paisano
no al hijo del estanciero,
no ambicionaba dinero
sino un amor soberano.

Iba adelante seguro
el hijo del estanciero,
cuando miró que, ligero,
lo iba alcanzando el oscuro;
se vio el pobre en un apuro
y se puso así amarillo,
y al ver decaer su brillo
con un gesto de locura
le hechó mano a la cintura
y desenvainó el cuchillo.

Su rival sin sospechar...
sin sospechar se acercó
y el cuchillo le clavó
al indefenso animal
que dio un relincho fatal
y cayó en sangre bañao.
Juan Cruz quedó ensimismao
al ver la acción del sotreta
que iba llegando a la meta
y sin poderlo alcanzar.

Pero la joven que vio
la acción de aquella alma ingrata,
besó llorosa a su tata,
el que nada comprendió,
y cuando cerca lo vió
al verlo venir sonriente;
se abrió paso entre la gente
y le gritó: -"Con vos no me hallo-
y a las patas del caballo
se tiró y halló la muerte.

2 comentarios:

  1. Querido Hardoy, que tipo hincha!! dirás, pero este verso se llama "La Apuesta" (yo lo recitaba de niño) y su autor es Juan Manuel Pombo, y tiene varias
    "imperfecciones" si lo comparamos con la versión publicada en "El Cantar de los Troveros".
    Saludos,
    Carlos R. Risso

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  2. Querido don Carlos: ¡qué sería del gauchoguacho sin sus correcciones y aportes! Gracias una vez más y le sigo debiendo...
    Ahora que la versión que tengo está sacada de un "Documental sonoro Folklórico de la Prov. Bs.As." en donde todos los versos cantados por humildes paisanos no tienen autor y como son estas cosas que largan a andar por la huella, las letras las van haciendo propias y "acomodando" como banco'e cocina. Un gran abrazo del "gauchoguacho"

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