jueves, 19 de mayo de 2011

Soy de los pocos que quedan


Traigo templao mi instrumento
por si se da el caso emplearme,
y si gustan escucharme
paren la oreja un momento.
Voy a levantar mi acento
pa’ que aprendan los que puedan
estos versos que se enriedan
en mi pasado florido:
¡Soy de los muchos que han sido
y de los pocos que quedan!...

Vivo mi vida presente
tal cual viví mi pasao;
nunca mirando al costao
sino, mirando de frente.
Si alguna vez por prudente
lo cuerpeo al aguacero,
no es por mezquinar el cuero
ni por andar reculando,
pues, ¡aún me están sobrando
dedos para guitarrero!

Siempre le he pegao parejo
sin nunca andar mañeriando
y le he de seguir pegando
sin fruncir el entrecejo.
A naides pedí consejo
y a naides le pido nada,
y ande copo una parada
trato siempre de guapearla;
¡la taba hay que soliviarla
pa’ calcular la clavada!...

Cuando la mala me amaga
procuro salir parao,
mas, nunca desparramao
como mata‘e verdolaga.
Ardedor como biznaga
nunca serví pa’ tiznasa;
lo va diciendo mi traza
sencilla, pero… de macho;
¡soy como astiya‘e quebracho
que es la que da mejor brasa!

A cuesta con mi osamenta
he de seguir sin ladiarme;
no soy hombre de arrimarme
pa’l lao que el sol más calienta.
Prefiero perder la cuenta
que andar como jarro ‘e tambo.
No confundir patizambo
con chueco ni con torcido;
¡yo a la vida la he carpido
con figuras de malambo!...

Y, aquel que me ponga en duda
que salga al medio y que cope
que pa’ ganarla al galope
se las va ver bien peluda.
Se va a poner peliaguda
si entran a hacerse los locos,
y a no andar con equivocos
ni menos con atropeyos;
¡no olviden que soy de aqueyos
que van quedando muy pocos!...

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