viernes, 23 de octubre de 2009

Barranca abajo


Dicen que un criollo altanero
Ronda de noche tu choza...
No salgás ni aunque háiga luna,
¡Pisá derecho, morocha!
Cuentan que es gáucho ladino
Que los corazones roba,
Y que se jata e yevarlos
Prendidos de las yoronas...

¡Quiera Dios no quede el suyo
Como guacho atáo e soga
Lo que sienta el calorcito
De tus gracias tentadoras!
Vos, con esos ojos lindos,
Que son dos dagas filosas,
Amagá p 'atropeyarlo,
Pero no avancés ni en broma;
Porque cuenta una chiniya,
Que tuvo con él su historia,
Que es como luz p'arrimarse
Cuantito le aflojan piola...
. . . . . . . . . . . . . .
Sin mostrártele mezquina
No la hechés de generosa,
Que la sé trái al jagüel
La hacienda más ariscona.
Querendona de a ratitos,
Y de a ratos desdeñosa,
Haciéndolo arder en celos
Si a las güenas no se doma.

Cuando el hombre se t'entriegue
Manso de manos y boca,
Querélo con tuita el alma
Y entregátele vos toda,
Que la vieja, que te asusta
Con Mandinga, es sabedora
De que por amar ansina
Dios salvó a a la Pecadora...
. . . . . . . . . . . . . .
Y a más, que ni en el infierno
Hay pena más grande y honda,
Que la de ir yamando a un alma
Y ver que esa alma está sorda!...

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