jueves, 15 de octubre de 2009

Como el humilde palenque


Como el humilde palenque
erguido, fuerte, callado.
Quisiera tener mi adentro
tan firmemente plantado.

Su silencio majestuoso.
Su alto porte que admiro.
¡Ah! si mi andar por el mundo
palenqueara lo nocivo.

A cuántas furias tolera
su figura generosa.
Mente mía, sé como él,
de sumisa y poderosa.

Envuelto en la polvadera
de la lucha empedernida,
espera, paciente espera,
como una madre sufrida.

Si mi ser lo fuera así,
de sólido y de seguro,
los tirones del vivir,
no me serían tan duros.

Palenque; ¡Muy bien plantado!
Tu nada todo me dió...
Un ejemplo de firmeza,
¡La madre que adoro yo!

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